Yo no tengo fe ciega en que los Cinco volverán, al menos no creo que solo con desearlo y por arte de magia vaya a suceder. Demasiados gruesos son los muros, demasiada la ceguera de la justicia norteamericana que ahora llega a su máximo punto de descrédito, cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos ha rechazado la revisión del caso. En realidad la justicia de ese país me ha defraudado más a mí que a la mayoría de los norteamericanos, pues ellos ni siquiera se enteran que en su país hay hombres presos por impedir acciones terroristas, hombres condenados por delitos que ni siquiera han sido probados con suficiencia. Así es la tierra de la libertad. No cabe dudas que no hay cadena más fuerte que la ignorancia.
En un país de juristas brillantes la Corte Suprema acaba de rechazar el caso más famoso judicialmente dentro de ese país en el año 2001, el único sobre el cual se haya pronunciado un grupo de Naciones Unidas, denunciando malas actuaciones. No parecen valer para ellos las opiniones de eminentes hombres de leyes de todo el mundo, premios Nobel, senadores, congresistas, que un número de 12 presentaron la mayor cantidad de Amicus Curiae que recibiera alguna vez la máxima instancia judicial de los Estados Unidos.
Quizá tenga razón un amigo que me dijo ilusa por esperar una reacción diferente desde el Norte hacia algo que involucra a Cuba. No creo que sea malo creer en el “mejoramiento humano”, en la justicia y la buena voluntad, aunque se esté preparado para la contienda.
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