Salí un poco frustrada ayer del Banco de sangre, pues no pude completar mi donación. Dice la técnico de laboratorio que me atendió, que ha visto “venas malas”, pero que las mías sobrepasan esa categoría. Era mi quinta ocasión y siempre me ha sucedido lo mismo, otras veces, sin embargo, he podido llenar los 500 mililitros de la bolsita y así sentir el placer de poder ayudar a alguien más.
En Cuba, el sistema de Salud utiliza en sus procedimientos casi al ciento por ciento, sangre proveniente de donantes voluntarios. Llegó un momento en que parecía que este hermoso gesto se estaba convirtiendo en tradición, mas en los últimos tiempos la gente no acude tan masivamente como antes. Mientras, los que siguen fieles a ese espíritu van envejeciendo y los jóvenes no miran con los mismos ojos algo tan sencillo y a la vez tan valioso.
¿Acaso la nueva época, más cercana a la búsqueda de los beneficios individuales, ha puesto freno al humanismo de salvar vidas?
Sé de padres que le han contado a sus hijos mil historias para no donar: “Vas a tener que hacerlo para siempre”, “Te puedes infectar con una enfermedad”, “Vas a terminar con problemas de salud”. Todos son mitos que en mi caso han derrumbado las personas que he conocido con más de 20 años de entregar su sangre y que están en perfecto estado físico.
La palabra voluntario todo lo dice, pero estoy convencida de que una mayor labor de sensibilización sobre la importancia de este acto, haría que más gente se incorporara. A mí me ha servido de mucho poder intercambiar con quienes lo hacen para disipar mis propios temores, pienso que esa experiencia podría ayudar a otros como yo.
Un amigo que participa en el programa especial – cada 15 días le extraen plasma, plaquetas u otros elementos de la sangre que pueden servir como base para productos biotecnológicos de alto valor- me contó una vez que tras una donación fuera de tiempo, lo llevaron a conocer a la niña que la necesitaba con urgencia. Ese día entendió verdaderamente por qué lo hacía.
No solo los procedimientos quirúrgicos o el tratamiento a enfermedades hematológicas, una vacuna que luego beneficiará a miles de forma gratuita, también puede tener su origen en la decisión de extender el brazo para que lo pinchen.
Sé que los cubanos no dudan en hacerlo ante una catástrofe, sea en nuestro territorio o en otro rincón del planeta, pero el día a día es esencial. El reciente accidente ocurrido en Holguín es una muestra: sangre de Las Tunas fue necesaria para atender a los heridos. ¿Permitiremos que eso se convierta en cotidiano?
Sabes a mi me paso lo mismo este fin de semana, por poco y el enfermero no me dejaba donar, a pesar de que dure mucho para que me sacaran sangre, la verdad es que quiero seguir intentandolo, esta sangre le puede salvar la vida a muchas personas, en mi caso la dono para niños con cancer, yo perdí a mi papa por cancer de estomago, y duele horrible perder a alguien tan cerca de esta enfermedad, no me imagino ni quiero imaginarme lo que es perder a un hijo que tiene una vida por delante… por lo pronto yo lo seguire intentando!!
Un cateter es más gordo que mis venas 😅 porque es así ?