— ¡A ti te gusta pasar trabajo? Me dijo en un tono que no puedo precisar si era una afirmación o una pregunta.
Yo estaba haciendo una lista de las cosas que tendría que llevar a mi próximo viaje y la verdad es que con solo mirarla uno se daba cuenta de que no se trataba de una placentera excursión turística: casa de campaña, lona, frazada, linterna, pomo para el agua, alimentos…
— No – fue mi única respuesta.
— Pero mira que te gusta inventar viajecitos. A ver, en qué se van esta vez.
— En tren hasta Santa Clara y después en guagua o en tren hasta Cienfuegos. Allí dormiremos en la universidad y al día siguiente nos iremos en camión hasta El Nicho.
— Ves, y después dices que no te gusta. Y pa’ tras supongo que es la misma historia.
Sonreí, no podía hacer otra cosa; después de un esquema de viaje tan disparatado como ese, es difícil hacerle entender a alguien que no es que me guste pasar trabajo, sino que no tengo otra opción.
—Yo no sé pa’ qué se van tan lejos – pareció leerme los pensamientos. Total, gastan cantidad de dinero y de todos modos pasan trabajo. Yo pa’ eso me quedo aquí y me paso el día Guardalavaca.
Sonreí de nuevo. Hay cosas que son difíciles de explicar, como el placer de descubrir lugares y amigos.
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